Primero de todo tenemos que tener muy claro que es un purgador o trampa de vapor y cuál es su función. La función principal de un purgador es eliminar el condensado y los gases no condensables
(aire y CO2) fuera del sistema de vapor lo más rápido posible. Además, para garantizar la máxima eficiencia y ahorro energético, los purgadores también deben proporcionar:
1. Mínima pérdida de vapor vivo.
La siguiente tabla muestra el coste medio en € de un purgador el cual fuga vapor vivo, en función del orificio de descarga.
2. Larga vida útil y rendimiento estable.
Un desgaste rápido de las partes internas del purgador lo convierte en un punto crítico de la instalación, en cambio, un purgador bien dimensionado contribuye en el ahorro energético y económico ya que reduce las pruebas e inspecciones, limpieza, mantenimiento, tiempos de inoperatividad y pérdidas asociadas.
3. Resistencia a la corrosión.
Las partes húmedas de un purgador deben ser resistentes a la corrosión para combatir los efectos dañinos de los condensados con alto contenido en ácido o cargados de oxígeno.
4. Eliminar el aire.
El aire puede estar presente en el vapor en cualquier momento, especialmente en las puestas en marcha. Este aire debe ser eliminado para no perjudicar la transferencia térmica del vapor.
5. Eliminar el CO2.
Eliminar el CO2 que se encuentra a la temperatura del vapor prevendrá la aparición de ácido carbónico, por lo tanto, el purgador debe ser capaz de trabajar a la temperatura de servicio del vapor o cerca de ella, ya que el CO2 se disuelve en el condensado que se ha enfriado por debajo de la temperatura del vapor.
La presencia de oxígeno acelera la corrosión de las tuberías, como se puede apreciar en la imagen de la izquierda. El CO2 se disuelve en el condensado que se encuentra a una temperatura inferior a la del vapor generando la aparición de ácido carbónico
el cual corroe las tuberías, daños que se pueden observar en la imagen de la derecha.
Cualquier purgador que no cumpla con estas características de diseño y operación, reducirá sustancialmente la eficiencia energética de la planta e incrementará los costes globales. Por lo contrario, cuando los purgadores instalados cumplen con estos requisitos y han sido correctamente dimensionados y seleccionados, obtendremos en nuestra instalación de vapor:
• Calentamiento rápido de los procesos de calentamiento indirecto
• Temperatura idónea sin penalizaciones debidas a los gases no condensables
• Máxima capacidad de vapor de los equipos
• Mínimo mantenimiento
• Máximo ahorro energético
Según su principio de funcionamiento, podemos diferenciar 5 tipos de purgadores:
• Termostáticos
• Termodinámicos
• Bimetálicos
• De cubeta invertida
• De boya
Pero en el 90% de las aplicaciones de vapor a media-baja presión, el tipo de purgador que más se utiliza es el de boya y el termodinámico, entonces ¿cuándo debo utilizar uno o el otro?
Los purgadores de boya
ofrecen una descarga continua del condensado.
Durante la puesta en marcha, la cápsula termostática permite la evacuación del aire y cuando el purgador se llena de condensado caliente, esta cápsula la cual está llena con un líquido con una temperatura de saturación algo inferior a la del vapor, se dilata y bloquea la descarga de aire. El condensado entonces, entra en la cámara principal del purgador elevando la boya la cual activa el mecanismo que se mueva solidariamente con la boya para abrir el asiento de la válvula, manteniendo la cavidad del purgador libre de condensado en todo momento.
Los purgadores termodinámicos
funcionan según el principio de Bernoulli, dependiendo de la relación entre la velocidad y la presión ejercida por el condensado y el vapor dentro del purgador. Estas trampas de vapor sólo tienen una parte móvil, el disco y descargan el condensado de forma intermitente.
En la puesta en marcha, la presión del condensado frío y el aire elevan el disco por lo que, tanto el condensado frio como el aire son eliminados rápidamente. Cuando el condensado caliente entra en el purgador, el disco permanece abierto facilitando su evacuación. Cuando llega el vapor lo hace a mayor velocidad que el condensado, lo que causa una caída de presión debajo del disco y al mismo tiempo aumenta la presión en la cámara superior del disco, por lo que éste es empujado hacia abajo cerrando el purgador. Hasta que el vapor que se encuentra dentro del purgador no se condensa y la presión de la cámara superior del disco disminuye, la trampa no se abrirá.
En la siguiente tabla podemos ver una comparativa de las características entre los purgadores de boya y los termodinámicos.
El purgador de boya,
a diferencia del termodinámico ofrece una descarga de condensado continua, es decir, siempre que exista condensado dentro del purgador éste será descargado. Los purgadores de boya ofrecen también mayor capacidad de descarga
que los purgadores termodinámicos.
Por otro lado, los purgadores termodinámicos son más compactos
que los de boya, resisten mejor los golpes de ariete y ofrecen mayor resistencia a la congelación.
Nuestra recomendación es que siempre y cuando se disponga de espacio y el purgador no esté expuesto a temperaturas extremas muy bajas, se instalen purgadores de boya.